Así que cogí el bus y al llegar me encontré con un montón de gente, mi jefa y mis compañeros. A parte de música típica de fondo.
Allí había baile payés, degustación, la gente se hacía fotos de payés o payesa, en fin había mucha afluencia.
Pero a mí lo que me interesaba era hacer una excursión a la montaña más alta de la isla, Sa Talaia de 475 m. Así que pregunté a mi jefa y me dijo que aún no habían bajado, así que me fui con mis compañeros a esperar y les dije si alguno me quería acompañar, uno de ellos vino conmigo, el otro se tuvo que quedar a cargo del fuerte.
Al rato vino la jefa para decirnos que fuésemos hacia el punto de encuentro. Al llegar nos subimos al jeep y comenzamos la ascensión. Fue una experiencia diferente, notabas todos los baches, santo cielo y lo peor el polvo, tenía polvo hasta en las pestañas, ya os podéis imaginar estuve así hasta la noche que llegué a casa. Pero las vistas valieron la pena, se veían varios municipios de la isla, podías ver hasta el aeropuerto y los aviones aterrizar.
Aquí tenéis algunas de las fotos que saqué:
Al llegar al pueblo, seguía habiendo ambiente, así que fui a ver si pillaba algunos de los productos típicos de degustación y al final conseguí algo.
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